Cómo trabajar el trauma con EMDR

Tras haber padecido un acontecimiento estresante, amenazante o traumático, lo mejor es que acudamos a terapia cuanto antes, para poder integrar la experiencia y colocarla en nuestra mente en un lugar que ya no nos haga daño. Hay que ser consciente de que fue un acontecimiento que pasó y que ya no deseamos que vuelva (es probable que no se vuelva a repetir…)

La medicación puede ayudar en momentos o estados muy ansiosos, así como si las consecuencias del trauma han sido un trastorno depresivo o para ayudar a dormir. Es una ayuda, pero sin duda no es el único tratamiento necesario.

TERAPIA EMDR

El mejor tratamiento de elección para tratar traumas es el EMDR, (Reprocesamiento y Desensibilización a través de movimientos oculares). Que consiste en traer a la mente el recuerdo mientras el terapeuta dirige los ojos del paciente de modo que se produzca una estimulación bilateral del cerebro a través del movimiento de los ojos de un lado a otro. Es un proceso totalmente controlado por el profesional, ya que a veces se producen reviviscencias de sensaciones o sentimientos de entonces. Esto hace encajar de un modo más sano la experiencia dentro de la psique de la persona, pudiendo sentir de verdad que aquellos acontecimientos tan desagradables pasaron y eso me ha hecho ser fuerte, que a pesar de todo estoy aquí y tengo ahora el resto de la vida para rellenarla con nuevas experiencias agradables, bonitas y también de superación.

El cerebro tiene una manera natural de recuperarse de experiencias duras y traumáticas. Este proceso implica la comunicación entre la amígdala (donde se da la señal de alarma) y el hipocampo (área encargada del aprendizaje, incluido el que tiene que ver con el peligro y la seguridad) y la corteza prefrontral (analiza y controla el comportamiento y la emoción). Si bien muchas veces las experiencias traumáticas se pueden resolver espontáneamente, otras veces, los acontecimientos son tan fuertes que superan la capacidad de procesamiento del cerebro para gestionar el trauma, es necesario ayuda externa.
La terapia EMDR ayuda al cerebro a procesar estos recuerdos traumáticos y la clave está en que permite o reanuda el proceso de curación natural que quedó interrumpido. La experiencia aún se recuerda, pero la respuesta emocional y conductual asociada se resuelve. Las respuestas fijadas en el trauma que suelen ser lucha, huida o bloqueo, es lo que nos interesa descondicionar.

¿Cómo es para el paciente el proceso con la terapia EMDR?

Muchas veces he encontrado personas con mucho sufrimiento acumulado al borde de la desesperación que piden que vayamos directamente a trabajar el trauma que desean “quitarse” , no obstante, para que realmente sea efectivo y hagamos una buena terapia se requiere de algunas sesiones previas en las que el terapeuta debe conocer algo de la historia del paciente, tanto en salud como emocionalmente, entrevistar acerca de la posibilidad de que existan otros traumas previos, contextualizar el caso, conocer algunos mecanismos de defensa actuales que la persona utiliza, si tiene apoyo social o familiar, ver si la persona tiene algunas estrategias para estabilizarse y si no es así, enseñárselas. También es bueno conocerse un poco mutuamente y sentir que no es extraño ponerse en manos de una persona desconocida para trabajar el trauma.

Es importante que al emplear esta técnica estemos acompañados y guiados por un profesional, no intentemos hacerlo solos, con ningún vídeo de youtube o un libro, ya que solemos trabajar con acontecimientos duros, en los que nos hemos sentido en peligro y quizá solos, ¿Por qué realizarlo de nuevo solos? Lo que deseamos es hacer algo nuevo y amable, no perpetuar el trauma.
De nuevo remover recuerdos por remover no nos va a servir para nada, lo interesante de volver al recuerdo en esta ocasión es llegar a la calma, a la paz mental y física. En ocasiones tardamos varias sesiones y en ocasiones meses, dependiendo de la complejidad del trauma. Pero en cualquier caso, acompáñate de un profesional con el que conectes y te de confianza. El movimiento de ojos es lo llamativo, lo que se ve, y parece que sólo trabajamos cuando hacemos esa técnica. Sí, es la vía por la cual estimulamos pero hay mucho más control y guía por detrás.

Entonces… Por qué funciona la EMDR?

Porque reactiva la función natural de nuestro cerebro. Es un mecanismo que está vigente en el cerebro sólo que con el acontecimiento traumático, la persona se asustó tanto que bloqueó las respuestas naturales de procesamiento. Es cuando la situación te supera. Quiere decir que supera la capacidad cerebral. Ocurre lo mismo con algunas bacterias. El sistema inmunitario no ha sido capaz de resolver sin ninguna repercusión visible la presencia de este agente externo y ha desarrollado los síntomas de fiebre, infección, mucosidad, etc. Es cuando tomamos antibióticos u otros remedios para ayudar al cuerpo a resolver la infección. Del mismo modo, en el mundo psicológico, el agente externo puede superar nuestra capacidad de procesamiento desarrollando otros síntomas psicológicos como los problemas de sueño, ansiedad, depresión, hipervigilancia, disociación, etc. Y necesitamos ayuda externa para en realidad seguir sanándonos a nosotros mismos.

A lo largo de mi ejercicio profesional he acompañado a muchas personas con flashbacks, sensaciones de asco, disociativas, con comportamientos desorganizados, peligrosos o impulsivos, a raíz de haber sufrido un trauma y es maravilloso ver cómo las personas rehacen su vida y salen adelante, de sesión en sesión de EMDR van disminuyendo los síntomas como por arte de magia, hasta desaparecer después del proceso de tratamiento.

Muchas personas acuden un poco desesperadas, ya que han tardado demasiado tiempo en acudir a terapia o bien vienen de otros enfoques que no han sido acertados. Mientras tanto han ido sufriendo cada vez más intensamente los síntomas del trauma y vienen en un estado a veces ya de mucha desesperación. Desgraciadamente es uno de los trastornos que más riesgo de suicidio tiene. Por eso es importante si has sufrido un trauma acudir cuanto antes a un profesional, para hablar, contar lo que ha pasado e intentar evitar el trastorno de estrés postraumático.

Por mi parte, como terapeuta, siento una gran admiración por esas personas que tienen la valentía de venir a cambiar las cosas, venir a terapia a responsabilizarse de sus problemas y trabajarlas de frente. Me parece que tienen un mérito enorme.

Otro grupo de tips esenciales en el tratamiento del trauma o estrés postraumático son los que tienen que ver con la salud mental en general, es decir, alimentación equilibrada, dormir 7 u 8h diarias, tomarse descansos, proponerse objetivos, rodearse de buena gente, hacer deporte, visitar la naturaleza, realizar tareas que hagan sentir bien.

Por último, a un nivel más profundo o espiritual, trabajar con el sentido de la vida personal, la misión de vida, así como ser consciente de aquellas creencias limitantes que (antes o después del trauma) hemos aprendido y podemos cambiar por otras nuevas creencias más adaptativas, capacitantes y positivas, resulta esencial para algunas personas.

TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

Criterios diagnósticos del TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO, citando al DSM5, el Manual diagnóstico de la APA (Asociación Americana de Psicología).

A. Exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual, ya sea real o amenaza, en una (o más) de las formas siguientes:

  1. Experiencia directa del suceso traumático.
  2. Presencia directa del suceso ocurrido a otros.
  3. Conocimiento de que el suceso traumático ha ocurrido a un familiar próximo o a un amigo íntimo. En los casos de amenaza o realidad de muerte de un familiar o amigo, el suceso ha de haber sido violento o accidental.
  4. Exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso traumático (p. ej., socorristas que recogen restos humanos; policías repetidamente expuestos a detalles del maltrato infantil).

Nota: El Criterio A4 no se aplica a la exposición a través de medios electrónicos, televisión, películas o fotografías, a menos que esta exposición esté relacionada con el trabajo.

B. Presencia de uno (o más) de los síntomas de intrusión siguientes asociados al suceso traumático, que comienza después del suceso traumático:

  1. Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso(s) traumático(s). Nota: En los niños mayores de 6 años, se pueden producir juegos repetitivos en los que se expresen temas o aspectos del suceso(s) traumático(s).
  2. Sueños angustiosos recurrentes en los que el contenido y/o el afecto del sueño está relacionado con el suceso(s) traumático(s).

Nota: En los niños, pueden existir sueños aterradores sin contenido reconocible.

  1. Reacciones disociativas (p. ej., escenas retrospectivas) en las que el sujeto siente o actúa como si se repitiera el suceso traumático. (Estas reacciones se pueden producir de forma continua, y la expresión más extrema es una pérdida completa de conciencia del entorno presente.)

Nota: En los niños, la representación específica del trauma puede tener lugar en el juego.

  1. Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso traumático.
  2. Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso traumático.

C. Evitación persistente de estímulos asociados al suceso traumático, que comienza tras el suceso traumático, como se pone de manifiesto por una o las dos características siguientes:

  1. Evitación o esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al suceso traumático.
  2. Evitación o esfuerzos para evitar recordatorios externos (personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos, situaciones) que despiertan recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al suceso traumático.

D. Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo asociadas al suceso traumático, que comienzan o empeoran después del suceso traumático, como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:

  1. Incapacidad de recordar un aspecto importante del suceso traumático (debido típicamente a amnesia disociativa y no a otros factores como una lesión cerebral, alcohol o drogas).
  2. Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo (p. ej., «Estoy mal», «No puedo confiar en nadie», «El mundo es muy peligroso», «Tengo los nervios destrozados»).
  3. Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso traumático que hace que el individuo se acuse a sí mismo o a los demás.
  4. Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo, terror, enfado, culpa o vergüenza).
  5. Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas.
  6. Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.
  7. Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas (p. ej., felicidad, satisfacción o sentimientos amorosos).

E. Alteración importante de la alerta y reactividad asociada al suceso/s traumático/s, que comienza o empeora después del mismo, como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:

  1. Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna provocación) que se expresan típicamente como agresión verbal o física contra personas u objetos.
  2. Comportamiento imprudente o autodestructivo.
  3. Hipervigilancia.
  4. Respuesta de sobresalto exagerada.
  5. Problemas de concentración. 6. Alteración del sueño (p. ej., dificultad para conciliar o continuar el sueño, o sueño inquieto).

F. La duración de la alteración (Criterios B, C, D y E) es superior a un mes.

G. La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

H. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., medicamento, alcohol) o a otra afección médica. Especificar si: Con síntomas disociativos: Los síntomas cumplen los criterios para el trastorno de estrés postraumático y, además, en respuesta al factor de estrés, el individuo experimenta síntomas persistentes o recurrentes de una de las características siguientes: 1. Despersonalización: Experiencia persistente o recurrente de un sentimiento de desapego y como si uno mismo fuera un observador externo del propio proceso mental o corporal (p. ej., como si se soñara, sentido de irrealidad de uno mismo o del propio cuerpo, o de que el tiempo pasa despacio). 2. Desrealización: Experiencia persistente o recurrente de irrealidad del entorno (p. ej., el mundo alrededor del individuo se experimenta como irreal, como en un sueño, distante o distorsionado).

Nota: Para utilizar este subtipo, los síntomas disociativos no se han de poder atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., desvanecimiento, comportamiento durante la intoxicación alcohólica) u otra afección médica (p. ej., epilepsia parcial compleja). Especificar si: Con expresión retardada: Si la totalidad de los criterios diagnósticos no se cumplen hasta al menos seis meses después del acontecimiento.

*Por otro lado y para no confundirnos, existen los llamados “traumas de apego”, que son situaciones psicológicas que provienen de la infancia y de los padres, no hay una amenaza de muerte ni de la integridad psíquica, pero sí acontecimientos relacionales que son dolorosos emocionalmente, que han hecho a la persona crear maneras fijadas de comportamiento relacional. Depende del tipo de experiencia diferenciamos los estilos de apego que hoy en día están tan estudiados. Ejemplo es niños poco atendidos, padres inconsistentes en la respuesta emocional, demasiado rígidos, con poca inteligencia emocional, o demasiado permisivos, etc. De modo que la persona ha creado su personalidad condicionada por aquellas experiencias tempranas con sus padres.
Estamos hablando de dos tipos de trauma diferentes, el que citamos en este artículo es el trauma por exposición a un evento concreto de amenaza.

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