Sigmund Freud, padre de la psicología, creador del psicoanálisis tuvo muchos discípulos. Entre ellos estaba Wilhelm Reich, quien se dio cuenta de que los pacientes tras un periodo de terapia psicoanalítica en el diván, se recuperaban, pero al tiempo volvían a recaer en los mismos mecanismos y síntomas. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el cuerpo contiene memorias del inconsciente, y que por mucho que la mente entienda, el cuerpo sigue teniendo conexiones antiguas, mecanismos automáticos aprendidos, condicionados, y que son inevitables si no los trabajamos directamente.
Una de los reflejos aprendidos que todos tenemos desde pequeños es dejar de respirar con toda nuestra capacidad pulmonar. Esto es provocado por los miedos. Desde pequeños aprendimos esto para quizá sentir menos dolor, no darnos cuenta de algunos malestares que eran insostenibles en algunos momentos, y eso que se adquiere de pequeños se queda para siempre si no lo trabajamos. Pasa a formar parte de nuestra coraza protectora.
Esta coraza es la que Reich llama «coraza muscular» o «coraza caracteriológica», y está formada por tensiones musculares y reacciones del sistema nervioso autónomo. Ejemplo de ello son contracturas musculares crónicas (aunque no duelan), ponerme rojo/a cuando hablo en público, taquicardias al escuchar una discusión entre dos personas, ponerme tenso/a cuando me abrazan, etc.
Al fin y al cabo son bloqueos que se quedan anclados en el cuerpo, y por mucho que la mente entienda, siguen ahí.
A través de la terapia bioenergética de Reich, podemos desbloquear estas zonas a través de ejercicios específicos para cada zona que tengamos bloqueada. Según la persona, su vida, su momento, sus traumas, su personalidad, puede tener más bloqueo en una zona o en otra. Se trata de ejercicios de vibración, posturas de apertura, descarga de tensiones y otras para tomar conciencia corporal, con el objetivo siempre de abrir y aflojarnos. De este modo podemos sentir la vida con mucha mayor verdad y plenitud.
Muy útil gracias!!